Por Félix Ortiz Fernández.
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. (Eclesiastés 3:11)
Jacques Monod, quien fue premio Nobel de física y química afirmaba que el ser human es un producto del azar y la necesidad. Dicho de otro modo, la única diferencia entre nosotros y una piedra o un árbol radica en que los elementos químicos que nos conforman se han agrupado de forma diferente como consecuencia del azar.
Contrasta con la búsqueda constante de sentido, propósito y significado de todo ser humano y que responde, en mi modesto entender, a ese sentido de eternidad que, como indica la Biblia, el Señor ha puesto en el corazón de todo ser humano. Ese ese sentido el que de forma positiva nos dice que la vida debe ser algo más que lo que experimentamos; pero, a la vez, genera en nosotros un saludable sentido de insatisfacción que es, precisamente, el que nos impuso en esa búsqueda.