Robin quedó embarazada en la década de 1960 y sus padres la enviaron a Melbourne, Australia, para tener al bebé en secreto y darlo en adopción, años después un encuentro con Dios le llevó a recuperar lo perdido.
Tras convertirse a Cristo, mujer halla a su hija dada en adopción y la lleva a la fe cristiana.
Robin afirmó que no la obligaron a abandonar al bebé y estuvo de acuerdo con sus padres. En 1981, después de presenciar la muerte de alguien cercano, comenzó a reflexionar sobre cuestiones importantes de la vida, como la existencia de Dios y su naturaleza.
Robin tenía una amiga cristiana llamada Colleen, pero no le prestó atención cuando le habló sobre Dios antes de presenciar la muerte de alguien cercano en un ahogamiento en la playa.
“No estaba listo. Luego, después de la tragedia, ella regresó y compartió el Evangelio conmigo nuevamente”, dijo Robin.
“Esta vez estaba lista. De repente entendí: ‘Algo estaba muy mal en el mundo y Jesús era la respuesta’. Nací de nuevo. Tenía muy pocos conocimientos teológicos, pero creía en Jesús”, continuó.
“También me di cuenta de que a Dios no le gustan los secretos. En 1989, después de casi 25 años, el Espíritu Santo sacó a la luz el secreto enterrado del bebé que había donado”, añadió.
Robin afirmó que Dios quería que ella lidiara con el tema de la adopción, ya que dondequiera que mirara, había algo relacionado con ella. Según ella, las leyes de adopción han cambiado permitiendo el contacto entre padres biológicos y adoptados.
Robin descubrió que el nombre de su hija era Susannah y le escribió una carta, pero ella no quiso tener contacto y explicó que no sabía cómo afrontar el hecho de tener dos madres.
“Aunque fue difícil, luego entendí el tiempo de Dios y vi que este era sólo un primer paso. No estábamos preparados y creo que habría sido un desastre si nos hubiéramos conocido en ese momento. Pasaron los años y oré por ella”, recordó Robin.
En 2014 fue la oportunidad de poder establecer contacto con su hija.
“Envié a la agencia para pedir información, pero mientras esperaba, recibí una carta de Susannah que quería hacer contacto. No lo sabía, pero Dios estaba obrando en ambos exactamente al mismo tiempo. Es increíble”, testificó.
Y a pesar de que el vinculo de ambas era fuerte, Susannah no era cristiana pues veía a su madre como fanática mientras ella era budista, después de muchas conversaciones ella aceptó a Jesús en 2016.
“Ahora tengo 80 años y Susannah es una hija preciosa y muy querida, nuestra familia está completamente restaurada. Mirando hacia atrás, veo que Dios conoce el fin desde el principio”, afirmó.
“Él puede restaurar y redimir. Tu sincronización siempre es perfecta”, concluyó.